PITUFANDO EN EL BOSQUE

Nod corría desesperadamente huyendo de la marabunta enfurecida que lo perseguía. Por lo visto, Gerold había conseguido dejar escrito el nombre de su asesino antes de morir, y había escrito Pitufo Soñador… ¡Ay, con lo que le hubiera gustado visitar otros planetas, ser famoso, un gran repostero… y sin embargo se había convertido en un fugitivo.
Consiguió salir del poblado sin que lo alcanzaran y, tras un breve descanso para recuperar el aire, prosiguió su marcha con más calma. El bosque era inmenso y no habría posibilidad de que lo encontraran. Así continuó ensimismado, soñando con tiempos mejores, cuando de repente apareció Azrael detrás de un árbol:

-¡¡Marramiauuuuuuuuu!! –exclamó con entusiasmo Azrael. –Esta noche cenaré bien.

Se lanzó ágilmente sobre Nod y lo despedazó con ansia. Un rato más tarde, se relamía con la tripa llena.


En el poblado, todos los pitufos se encontraban tristes por los acontecimientos recientes. Descubrir que su Pitufo Soñador, tan risueño e imaginativo, había sido engatusado por Gargamel para exterminarlos fue muy duro incluso para unos seres tan alegres como ellos. Durante las siguientes horas, nostálgicos, se dedicaron a cantar canciones tristes que encontraron por youtube (sí, los pitufos tienen tecnología).


El poblado pitufo se había convertido en un lugar un poco peligroso, por lo que Samantha decidió salir al bosque cargando con su caballete, lienzos y sus pinturas para pintar algún paisaje más alegre. Durante un buen rato anduvo de aquí para allá buscando el lugar ideal para pintar, hasta que finalmente encontró un hermoso claro con un pequeño lago. Se parecía al lugar que encontró Joey en el Monte Tibideibo. Decidió que aquel lugar le gustaba mucho y allí colocó sus enseres de pintura, dispuesta a realizar su mejor obra de arte.

Cuando llevaba la mitad de su pintura realizada, escuchó un leve sonido a sus espaldas. Se giró y se encontró frente a frente con un smelly cat, con los ojos inyectados en sangre y relamiéndose. No se lo pensó dos veces y echó a correr. Tan deprisa iba que no se percató de algo azulado yaciendo en el suelo y tropezó con ello, con tan mala suerte que fue a caerse dentro de un pozo. Samantha murió desnucada y Azrael se quedó sin el postre.

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